viernes, 30 de septiembre de 2011

Castillo De Naipes.


Castillo de Naipes.

“No quiero nada mas que no seas tu. Tu esencia misma; sentir tu calor, tu cuerpo junto al mío, respirando con cadencia inusitada. Tampoco quiero ser la mujer perfecta para ti, mucho menos quiero que me embeleses con regalos y estupideces sentimentales y banalidades cursis. Te quiero a ti, si, a ti, solamente para mi en una habitación cerrada durante una noche entera, quiero una noche entera de ti, solo eso y nada mas…”

Cada vez que recuerdo esas palabras mis manos tiemblan un poco e inclusive sudan también un poco, inclusive  mi lengua se va continuamente a las comisuras de mis labios que se sienten resecas y faltas de vida, suspiro profundamente como intentando desahogar una gran carga que estuviera en mi espalda, mi estomago, al mismo tiempo juega cruelmente conmigo y una especie de nausea me recorre desde la boca del mismo hasta mi garganta, mi corazón late un poco mas rápido de lo normal, siento y escucho la onomatopeya de su marchar, bum bum bum bum…

Hotel Lotus Residence, Habitación 1252, Sábado 15 de Octubre, 8:00 p.m.

Mis pasos se sincronizan con los latidos de mi corazón y puntualmente llego a la cita con mi inoportuno y cruel destino que he forjado para mi mismo, mi alma se debate como siempre a duelo entre lo correcto y lo que me conviene, lo que siento y lo que necesito, muchas variables aparecen a medida que me acerco al lugar, lleno de alfombras rojas, cálida iluminación con focos anaranjados y amarillos, cortinas cobrizas que ondean suave y pausadamente debido al viento que entra por una de las ventanas del lobby del hotel; mi caminar, tranquilo y contenido a lo largo de la alfombra delata que mis sentimientos verdaderos se encuentran ocultos y que pareciese que estuviese a punto de estallar, tomo el elevador, presiono el botón del piso 2 y recuerdo la forma mas rápida de llegar a la habitación,  primer pasillo a la derecha y después otra vuelta a la derecha, cuarta puerta del lado izquierdo, este camino esta grabado en mi.

Entro a la habitación, Carmen ya se encuentra ahí, sentada cerca de la ventana que da al balcón, esta fumando un cigarrillo, el humo la delata a pesar de que mantiene las luces apagadas; las enciendo estrepitosamente, sonríe amablemente, se incorpora de su silla y saca otro cigarrillo de su paquete de Lucky Strike, lo enciende y me lo da, lo tomo y comienzo a fumar apacible y serenamente sin quitarle los ojos de encima, miro su rostro, su cabello castaño claro, sus ojos color miel, sus cejas delgadas, sus mejillas lisas, su nariz pequeña, sus labios rojos y algo carnosos y por supuesto su piel de aspecto terso color canela; no puedo dejar de mirarla, todas las estúpidas sensaciones de antes se han desvanecido sin que me diera cuenta; siento su mirada, ella me observa atentamente también, casi se acaba mi cigarrillo; ella decide intempestivamente asomarse por el balcón, le sigo, Carmen camina pausadamente sin un ápice de prisa, su arrolladora calma me llena de ansia por completo paradójicamente, “¿ Por que ella esta como si nada y yo sigo siendo un pelotudo que se preocupa por todo?”; Carmen trae un vestido negro y esta usando unas zapatillas color negro también, que aunado a su vestido un poco entallado resalta la delgadez de su cuerpo y lo torneado de sus muslos y pantorrillas, me pongo detrás de ella y sujeto su cintura con ambas manos, beso su espalda, sus hombros y un poco de su cuello, ella voltea hacia mi y sonríe “ Ya te habías tardado”, me besa tierna y dulcemente en la boca, paramos y nos miramos a los ojos sin pestañear, nos besamos una vez mas pero ahora frenética, fuerte y apasionadamente, la sujeto fuertemente de su cintura y la acerco hacia mi, acaricio su rostro y ella sujeta mi cabello y cintura despiadadamente, como si el mundo fuese a acabarse esa misma noche.

El cuerpo de Carmen y el mío se funden entre el calor sofocante de la noche, nuestras bocas, brazos, piernas, espalda y sexos se han derretido en una vorágine de pasión inmensa y nebulosa,  los sonidos que emanan de nuestras bocas se pierden entre el ruido inmenso de la ciudad afuera de la habitación, nada nos importa, solo estar juntos esta noche, por que cada vez, puede que sea la ultima vez, cada vez el mundo colapsa como castillo de naipes ante nuestros impíos ojos; pared tras pared y ladrillo a ladrillo el lugar se viene abajo y solo queda de pie la habitación 1252 totalmente intacta, el tiempo transcurre mas lento dentro de este lugar, como si estuviese a punto de detenerse todo aunque sea un instante, por que sabemos que afuera de este lugar hay un mundo en completa destrucción; aquí y ahora es nuestro tiempo, nuestro lugar, nuestro deseo en completa sublimación, sin miramientos y sin arrepentimientos; el futuro no existe por que es incierto, el presente es nuestra moneda de cambio. No hay más.

Despertar temprano al otro día se vuelve fastidioso, el sol golpea inclementemente con sus rayos nuestros rostros, el presente de anoche se vuelve nuestro pasado inmediato, la pasión y éxtasis nocturnos se vuelven resaca por la mañana, me levanto primero, tomo mi ropa y tomo una ducha; el agua tibia de la ducha me ayuda a despertar y al mismo tiempo hace que me sienta cansado, como si mi cuerpo estuviera lleno de heridas invisibles, con este sopesar y cansancio me arrastro fuera del baño, Carmen ya se vistió de nuevo, me sonríe tímidamente y me da un beso en la mejilla izquierda, cierra la puerta del baño. Mientras termino de vestirme, escucho su voz levemente sollozar, después de unos minutos sale, me observa por unos segundos, yo también la observo, sus ojos no tienen muestra de que haya llorado, lo sabe disfrazar muy bien; como si nada toma mi mano y me besa en los labios con un dejo de tristeza, camina rápidamente y me deja solo en la habitación; su taciturna despedida muchas veces me deja vacio por que se que ambos tenemos que regresar a fingir a nuestras casas, ponernos mascaras de felicidad absoluta y envolvernos entre trajes sastre de mentiras para poder funcionar en el mundo, tenemos que besar a nuestra esposa o marido, llevar a los niños a la escuela, trabajar en nuestras oficinas y regresar a casa con los menesteres del supermercado, tenemos que vivir nuestra vida tal y como la hemos construido antes de habernos conocido y antes de vernos nuevamente en la misma habitación a la misma hora, por que en esos atronadores momentos el mundo exterior e interior colapsaran y nada nos importara, absolutamente nada. La noche ha finalizado y el día se abre paso cada vez mas de manera ominosa ante mi profundo malestar, tomo las llaves de la habitación y reviso que nada se me haya olvidado,  le doy un ultimo vistazo a toda a habitación, miro la ventana abierta del balcón y como las cortinas se mueven gracias al viento; Respiro hondo y cierro la puerta de la habitación. Es hora de irse.


Ian Pavel.




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